martes, 11 de noviembre de 2014

¿Y tu familia cómo es?

La política es un proceso continuo de negociación donde convergen diferentes intereses y diversos grupos de personas, por ejemplo, en una familia hay distintas necesidades, quizás para un padre la prioridad más inmediata sea conseguir la comida, para la mamá quizás sea ir a visitar a su hermana que está enferma, y para los niños podría ser ir al parque o jugar nintendo. ¿Cómo harán para ponerse de acuerdo? ¿Será que el proveedor de dinero impondrá su voluntad por encima de la opinión de los demás? ¿Será que los niños serán tomados en cuenta?  

Para que vayamos promoviendo relaciones políticas justas y equitativas en los hogares nicaragüenses, aquí te dejo 10 ideas rápidas. 

1. Entender que las familias somos sistemas políticos abiertos, esto quiere decir que los integrantes tenemos capacidad y poder para aportar a las tomas de decisiones y que cada individuo estamos interrelacionado con un contexto mucho más amplio, ya sea en la escuela, el trabajo, la comunidad y su país. Lo que sucede en casa, se traslada a la calle. 

2. Diagnosticando y monitoreando constantemente la estructura y dinámica de nuestras familias.  Analizar las relaciones de poder que ahí se establecen, ¿Quién tomas las decisiones más importantes? ¿Quién nunca opina? ¿Quiénes ceden el poder constantemente?.

3. Identificar y priorizar problemas y soluciones de manera conjunta. Es importante que las familias nos sentemos a dialogar sobre las necesidades emocionales, afectivas y económicas más sentidas, en un proceso abierto y sincero, desde el más grande, hasta el más pequeño. 

4. Concentrarnos en los resultados y no en los problemas. Independientemente de “los culpables”, es importante que aprendamos a identificar los factores protectores y las oportunidades del entorno para hacerle frente a los problemas familiares, mucho más allá de las quejas y rencillas.

5. Comunicación asertiva. Debemos aprender a decir lo que nos parece que está bien y lo que no nos gusta, sin miedo a represarías, ni castigos. Cada integrante de las familias deberíamos de poder emitir opiniones de manera respetuosa. Las familias podríamos practicar el hábito de sentarnos en la meza a hablar de lo que nos pasa, de lo que sentimos y sobre nuestros problemas, etc.

6. Practicar el respeto y la tolerancia a las diferencias. Cada familia es única y por consiguiente sus integrantes también lo somos. No debemos tener miedo a las distintas concepciones de la vida, más bien, aprovechemos estos recursos para enriquecer la búsqueda de soluciones.

7. La negociación y no la imposición debe de ser el mecanismo para el consenso. Ningún integrante de la familia está por encima de la opinión del otro, independientemente de quien tenga más edad, conocimientos,  dinero o experiencia. Lo importante es que todos aportemos y por consiguiente todos nos sintamos parte importante de la familia. 

8. Distribuir las tareas y las responsabilidades en el hogar. Todos por igual debemos de colaborar en que la familia salga adelante. Cada integrante debe de asumir sus propias tareas de manera transparente y honesta. Esto nos ayudará a que en el futuro podamos aprender a vivir en colectividad, delegando y dejándonos dirigir por otros.

9. Actitud positiva ante la vida y tener un enfoque basado en resultados y no en problemas. Todas las personas y por consiguiente todas las familias en algún momento atravesamos por problemas económicos, médicos, sociales, emocionales, etc. Pero también todas contamos con recursos internos y externos para resolverlos, a través del establecimiento de alianzas, de identificar oportunidades externas, fortalezas grupales, etc.

10. Leer e informarse, a donde sea, a como sea y cuando sea.

¿Y vos, querés asumir el reto? ¿Cuál sería tu idea número 11?