Preparándonos para la taxiventura.
1. Como dice mi vecina la chismosa: -Lo primero es lo primero,
y lo primero empieza en casa decidiendo la ropa que lucirás frente al amable
taxista que de seguro te juzgará y cobrará por tu apariencia. Es momento de
dejar a un lado el glamour, o al menos ocultar temporalmente las marcas de ropa
colocadas de manera “discreta” (Fenómeno moderno) en las gorras, camisas,
mochilas y demás accesorios que delaten tu falsa burguesía.
2. Tampoco es momento de presumir accesorios
como: relojes, aretes, pulseras, collares y nada que sea el equivalente a un
rótulo visual que pida a gritos “Róbenme”. Tu integridad física te lo agradecerá.
3. Distribuye y esconde tu dinero en
lugares sumamente estratégicos, algunos que te recomiendo son: zapatos,
calcetines o el calzón, pero cuidado con una infección vaginal o “penal”. Siempre
es bueno llevar el dinero que utilizarás y el otro que posiblemente te roben. Las
películas de detectives pueden ser una opción para inspirarte y descubrir lugares secretos de tu cuerpo y ropa.
4. Salir de tu casa con actitud de
campeón/na, como desafiando el mundo y la fuerza de gravedad. El taxista debe
notar que sos una persona muy segura de vos misma, dura de matar, perdón, quise
decir, de robar. Es, en esta etapa de la vida donde debés de poner en práctica
lo que dicen las encuestas alteradas, que somos uno de los países más positivos y felices
del mundo, debés de salir sin miedo, desafiando las leyes de las probabilidades
de que te asalten y golpeen.
5. Al momento de seleccionar un
taxi, tus opciones se deben reducir automáticamente
a aquellos que se encuentran aglomerados y parqueados en centros comerciales, universidades,
paradas de buses o lugares públicos de
tu confianza. Mucho mejor si el taxista es “amigo” del resto de agremiados.
Tenés que fijarte si el taxista está hablando y sonriente con la gente de su
entorno, esto es un indicador que el hombre anda trabajando y no robando. Evitá
en la medida de lo posible tomar un taxi que “va de pasada” sobre una carretera.
6. Revisa mentalmente que el taxista
tenga de manera visible los siguientes elementos: Placa color rojo, rótulo de
taxi visible, stiker de rodamiento actualizado, líneas horizontales de cuadros sobre la carrocería,
número de la placa en las puertas y condones por si acaso.
7. Preferiblemente que sea un señor viejito,
así cualquier cosa podés salir corriendo a gritos y él no te alcanzará, además
de reducir la tentación de desviarte a un motel.
8. Jamás abordés un taxi donde el
conductor use gorra y lentes de sol a la misma vez, además de ser anti-fashion,
es una alarma de peligro.
9. Apréndete de memoria la dirección
del sitio a dónde vas, que el taxista sienta que tu rutina diaria implica ir y venir a ese
sitio cada día, incluso, aunque sea “tu primera vez” Huy huy!!! Queda descartado
apuntar la dirección en la mano o un
papel y que el conductor te vea leyéndolos, si lo hacés estás “APLAZADO”.
Durante la taxiventura.
10. Esa primera impresión cuenta: Acércate al taxista con cara de
enojado, arrugando la frente y fingiendo que sos de Managua (En caso de no serlo). Tu seguridad debe ser la misma que la de los chavalos que te hacían bullying en el colegio.
11. Regatea el precio. Pero ojo!!!
Muy barato puede ser alerta de peligro. Es preferible que te cobre un poco más
y no un poco menos. A mí me gusta pensar que “ese poco más” es un pago por
seguridad que me relajará durante el viaje.
12. Tu asiento debe ser única y
exclusivamente el de atrás, al mejor estilo Marilyn Monroe, aunque eso
implique no ir sacando el codo de manera fachenta en el asiento delantero para que todas tus amistades pobres que van en ruta te vean.
13. Envía a alguna amistad, familiar o amante,
el número de la placa y el color del carro que abordás. En momentos de estrés
se te puede olvidar todo. Mujer prevenida, vale por dos.
14. Pídele al taxista que baje el
volumen de la música a modo “gente-humana”, así por cualquier eventualidad
desagradable tus gritos se escucharan hasta Júpiter y un policía de esos eficaces
y eficientes que tenemos por aquí, saldrá en tu rescate inmediatamente.
15. Coloca el seguro de las puertas,
no estoy “seguro” porque, pero colócalo.
16. Dejá el vidrio de la ventana
subido hasta la mitad, es recomendable para evitar que las manos de afuera
entren a arrebatarte bolsos y carteras, pero también para que el aire fresco y
acogedor de Managua entren y ventilen tú ya sudada frente y nalgas.
17. Mientras ya vas instalado en el taxi-movil,
es momento de poner en práctica tus técnicas de actuación y fingir que alguien
te saluda desde afuera, o bien, que alguien te llamó al celular para decirte
que te vio pasar en el taxi. El objetivo de esto es “llamar la atención, pero
sin llamarla” del señor taxista, para que vea que en caso de pasarte algo hubieron testigos “masayas”.
18. Olvida, guarda, esconde o elimina
cualquier equipo electrónico que distraiga tus sentidos del modo “ALERTA”…
estos pueden ser: Celulares, audífonos, tabletas, computadoras portátiles, etc.
A presumir a otro lado!!!
19. Hazte amigo/a del taxista,
preguntale sobre el clima, Barney, los pelos de las Chayo, y la política, o mejor
aún, háblale mal de los policías de tránsito y te aseguro que ganás puntos y
las probabilidades de que te roben disminuirán en un 50.5%.
20. Finge que tienes algún problema
familiar y obliga al taxista a que escuche tus problemas, presiónalo para que sea
tu psicólogo o terapeuta. Si le causas lastima, disminuirán las posibilidades de
que te robe. Nadie le quiere robar a quien ya de por sí está hecho mierda.
21. Si te lleva por un barrio pobre,
de esos que solo ves en la sección de sucesos del periódico o la televisión,
o bien a un lugar que no conocés, pregúntale en tono curioso-defensivo y con cara de "Ajaaaaa" ¿Cómo es
que se llama esta zona? Si te hace algo por ahí, al menos sabrás donde estarás
y quizás sepas para donde correr.
Y lo más importante, agradece y
se amable en todo momento con el taxista.
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